¡Hola amigos!
Hoy voy a compartir con vosotros un texto que he leído recientemente, y que me ha fascinado. Lo he extraído del Blog: Al pie de la letra. Os recomiendo que le deis clic a la imagen que encontraréis a continuación para descubrir más relatos preciosos.
TE ESPERABA
Pasan los días y él sigue creyendo que está en algún lugar; queriendo ser encontrada. Sabiendo que se pertenecen sin saberlo. Que la quiere sin quererlo. Y así pasan los días. Escribiendo en esa silla abandonada, en ese camarote desvalijado, de ese barco naufragado, en un mar huérfano. Escribiendo en pedazos de papel. Desesperado. No hay remitente, no tienen nombre. Pero esas cartas le pertenecen a ella. Hojas en blanco donde le cuenta sus miedos, sus triunfos, sus mayores secretos. Solo a ella. Le cuenta que como marinero ha perdido el rumbo y está perdido. Que su vida es un desequilibrio. Solo a ella. Que hace tiempo que nadie le espera en ningún puerto. Que ha perdido la cuenta de tantas pesadillas, por desear y no tener, de no tener y no querer desear. En esas cartas se lo cuenta todo. Día a día. Solo a ella. Y así cuando consiga encontrarla, pondrá en sus manos muchas páginas escritas. Su vida. Y le dejará leer. Leerle. Descubrirlo. Y en poco tiempo recuperar el tiempo. Pasado. Y en poco tiempo recorrerá a través de los hilos de tinta por todos los años, instantes que antes de saber de ella ya le había regalado.
Por eso la espera. Y aunque tarde en llegar, sabe que merecerá la pena. Por toda la pena. Esa pena que le enfría los pies y las ganas cuando le da la gana. Pero él espera. Y cuando la encuentre le dirá que ha tardado en llegar pero que nunca es demasiado tarde. Porqué la dicha es buena. Y espera. Porqué busca un amor sin prisas que no crezca por sus hojas sino desde tierra.
Y cuando por fin se encuentren, se miraran y se verán desnudos a través de sus ojos. Fuera despojos. Y se desvelaran las heridas, las sombras y los temores. Y se desharán de las culpas, las dudas y los errores, prometiéndose una vida sin fantasmas ni soledades. Y unirán sus manos, sus labios y sus cuerpos. Y habrán conquistado el Nuevo Mundo: un mundo nuevo.
Espero que os haya gustado, tanto como a mí.
Pasan los días y él sigue creyendo que está en algún lugar; queriendo ser encontrada. Sabiendo que se pertenecen sin saberlo. Que la quiere sin quererlo. Y así pasan los días. Escribiendo en esa silla abandonada, en ese camarote desvalijado, de ese barco naufragado, en un mar huérfano. Escribiendo en pedazos de papel. Desesperado. No hay remitente, no tienen nombre. Pero esas cartas le pertenecen a ella. Hojas en blanco donde le cuenta sus miedos, sus triunfos, sus mayores secretos. Solo a ella. Le cuenta que como marinero ha perdido el rumbo y está perdido. Que su vida es un desequilibrio. Solo a ella. Que hace tiempo que nadie le espera en ningún puerto. Que ha perdido la cuenta de tantas pesadillas, por desear y no tener, de no tener y no querer desear. En esas cartas se lo cuenta todo. Día a día. Solo a ella. Y así cuando consiga encontrarla, pondrá en sus manos muchas páginas escritas. Su vida. Y le dejará leer. Leerle. Descubrirlo. Y en poco tiempo recuperar el tiempo. Pasado. Y en poco tiempo recorrerá a través de los hilos de tinta por todos los años, instantes que antes de saber de ella ya le había regalado.
Por eso la espera. Y aunque tarde en llegar, sabe que merecerá la pena. Por toda la pena. Esa pena que le enfría los pies y las ganas cuando le da la gana. Pero él espera. Y cuando la encuentre le dirá que ha tardado en llegar pero que nunca es demasiado tarde. Porqué la dicha es buena. Y espera. Porqué busca un amor sin prisas que no crezca por sus hojas sino desde tierra.
Y cuando por fin se encuentren, se miraran y se verán desnudos a través de sus ojos. Fuera despojos. Y se desvelaran las heridas, las sombras y los temores. Y se desharán de las culpas, las dudas y los errores, prometiéndose una vida sin fantasmas ni soledades. Y unirán sus manos, sus labios y sus cuerpos. Y habrán conquistado el Nuevo Mundo: un mundo nuevo.
Espero que os haya gustado, tanto como a mí.
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